Avenida hacía el infierno.




No pintaba nada que no fueran mis rodillas chocando contra el duro cemento,
quería lamerme las heridas causantes de mi miseria que atesoraban mi cuerpo como si fuera su bien más preciado.
No me sentía yo, me miraba al espejo , aquel al que todas las mañanas le obsequiaba con un fruncido evocado por mi reflejo, esa no era yo.
Mis pasos eran simultáneos a los latidos de mi corazón, ¿el motivo?Ninguno aparente, solo lo creía conveniente, todas las mañanas decidía fumarme un cigarrillo  o dos con el motivo de acercarme más a la muerte, era consciente de que me necesitaba a mi misma y que necesitaba un corazón que no fuera estúpido, que fuera reacio al amor.
Todas las mañanas tomaba un vaso de ginebra porque era mi bebida favorita, el odio no daba paso al amor solo a la destrucción; pero si era cierto que la gracia estaba en ver la belleza donde aquellos no podían verla. 


Porque por mucho que se dijera que lo importante era participar todos sabemos que la vida se basa o en ganar o perder siendo consolado con palabras que no siente nadie.

Comentarios

Entradas populares