Esto no es una despedida, solo es el principio de un final no muy feliz.

Y éramos como aquel cartel viejo de neón con el nombre de una compañía de cerveza que en antaño era gloriosa y ahora no quedaban ni sus cenizas, puede que lo más frustrante de todo aquello fuera la melancolía que sentía al estar contigo o conmigo misma.Es extraño pero el cartel no se va de mi mente, dudo que el motivo sea su visible deterioro o que las palabras no brillan con la misma intensidad, quizás sea porque en la esquina del margen superior izquierdo hay dibujado un pene seguido de un número ilegible, también puede que fuera porque estaba colgado en aquel tugurio que olía a palomitas de maíz y algodón dulce.
Estoy inmensamente jodida y a penas hacía el vago intento de levantarme, lo sentía todo perdido: la sangre seca, las paredes sucias incluso las rodillas llenas de heridas pero nada me impide que pida que me sirvan otro trago, o que me auto regale cáncer de pulmones. Me callo porque de mi boca no sale nada más que humo, puede que sea que sigo aferrándome, porque sigo creyéndome libre, porque pueda que siga creyendo que soy única.
No lo sé, pero esto me está haciendo daño.
Esto no es una despedida, solo es el principio de un final no muy feliz.
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