Besar sin dejarme los labios, es como perderme sin tener ganas
Gemir siempre fue tu palabra favorita, la decías entre dientes y sonrisas de por medio.

Besarte sin dejarme los labios, era como perderme sin tener ganas,
Era como perder el alma.
Nunca era suficiente y es que mi miedo al compromiso, era mi miedo a perderme, a perderte, a perder(nos) quedábamos mudos con mirarnos el uno al otro, quizás fuera por lujuria con sabor a perdida.
Y el lo siento ya no es opcional, y la única palabra que baila en nuestros labios es basta.
Aprender a tocarnos con la mirada,
y mirarnos con las manos.
Era lo más bonito, porque éramos nuestra mayor obra maestra
Aprender a tocarnos con la mirada,
y mirarnos con las manos.
Era lo más bonito, porque éramos nuestra mayor obra maestra
Porque quererme ya no es suficiente.
Siento que me pierdo, entre sábanas y pañuelos sucios, quiero ser algo más a parte de ti,
quiero tenerme.
Nunca supe si fue por mi o por otra.
Me consuela saber que siempre fui la mejor opción, aunque saliera perdiendo.
No voy a mentirte, soy feliz.
Y por primera vez no es gracias a ti; dulce sensación, la de mi boca.
Porque por primera vez no necesito de tu ayuda, porque soy mejor que todos y peor que nadie, siento que no me toca perder.
Te deseo lo peor y lo mejor de esta vida.
Porque todos cometemos errores y puede que mi error sea nosotros.
Por última vez seré tu colilla mezclada con alcohol del barato, espero que te consumas lento, porque de esa manera es más dulce la despedida.
Quiéreme como a nadie,
y odiame como a todo.
Porque nunca supimos si querernos
o morirnos en el intento.
Saber perder nunca fue mi fuerte.
Quizás lo que mas dolía no eran las lágrimas rotas, sino el besarnos sin ganas y que lo único que hablara fuera el silencio.
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